
Hoy, más de quinientos años después, casi totalmente inmóvil y con un aspecto horroroso, me pregunto si me seguirá buscando, o si ya ha olvidado dicho episodio y, espero que no, nunca me encuentre.
Un inventario de todo lo que pienso, siento, y logro plasmar en un papel, o este caso, algo un poco menos romántico. En fin, mi propio inventario.
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